Nuestro sistema
judicial es obsoleto, no atiende al justiciable como se merece,
independientemente de que sea demandante o demandado, imputado o víctima,
profesional o usuario.Pero sus males no están en el acceso a la justicia si no
en un sistema anquilosado y reformado a parches sin que se haya acometido una
reforma real de los procedimientos que los convierta en ágiles y eficaces y sin
que se procure un acceso a la función judicial con una adecuada preparación,
práctica y teórica, que haga competitivos a los jueces y funcionarios de la
Administración de Justicia en términos de calidad como se exigiría en una
empresa privada del tamaño y responsabilidad similar a la que administran.
No a las tasas judiciales y SÍ a una reforma en profundidad del sistema judicial.
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